jueves, 28 de junio de 2012

Interbellum: La guerra civil española.


La guerra civil española fue uno de los conflictos del siglo XX que más repercusión internacional provocó.  En el conflicto español se entrecruzaron a la vez los intereses estratégicos de las potencias y el compromiso ideológico de las grandes corrientes políticas del momento.

Las potencias fascistas decidieron desde un primer momento ofrecer una ayuda importante a los rebeldes dirigidos por Franco. Mussolini y Hitler no solo podía conseguir beneficios estratégicos, Italia continuaba su política de expansión mediterránea y Alemania podía obtener un aliado que amenazara la retaguardia francesa, sino que ayudaban a un aliado ideológico en su lucha contra los sistemas democráticos y las ideologías obreras. Portugal se unió desde un principio a esta ayuda a Franco.



La URSS, por otro lado, tuvo muy claro desde un principio su compromiso de ayuda a la República. No sólo se enfrentaba a la expansión del fascismo, sino que alejaba el centro del conflicto entre las potencias al otro confín de Europa, alejando el interés de Hitler de sus fronteras.



Las grandes democracias tuvieron una actitud que podemos catalogar como uno de los grandes engaños diplomáticos del siglo. Gran Bretaña estaba decidida desde un principio a mantenerse neutral. El gobierno conservador británico veía con aprensión la extensión de la influencia germano-italiana a la península y la consecuente puesta en peligro de su base de Gibraltar y su ruta imperial a la India; sin embargo, la orientación revolucionaria que pronto tomaron los acontecimientos en la zona republicana alejó definitivamente de la cabeza del gobierno conservador la posibilidad de una ayuda a la República. El gobierno francés, pese a estar conformado por el izquierdista Frente Popular, siguió lo marcado desde Londres.

La actitud de las democracias ante la guerra española se enmarca en su ilusoria búsqueda de una política de conciliación con Hitler. El Reino Unido, y con él Francia, habían optado hacía tiempo por tratar de evitar cualquier enfrentamiento que pudiera llevar a una guerra general.

El mayor ejemplo de esta actitud fue la política de apaciguamiento ante las potencias fascistas, que alcanzó su cenit con la firma del Pacto de Munich en septiembre de 1938. Se puede afirmar que desde ese momento, las esperanzas de la República desaparecieron.

Otro buen ejemplo de esta actitud fue la política del gobierno norteamericano. Mientras el Congreso de Estados Unidos aprobaba la denominada Ley de Neutralidad, el gobierno de Roosevelt miraba para otro lado cuando las compañías petrolíferas norteamericanas vendían combustible a Franco.

El gobierno francés de Léon Blum, con el apoyo británico, ofreció a las demás potencias un pacto de no intervención en el conflicto español: se trataba de no facilitar ni hombres ni material de guerra a ninguno de los bandos en conflicto. Nació así el denominado Comité de No Intervención al cual se adhirieron todas las potencias. El Comité fue una farsa, mientras Francia y Gran Bretaña se abstenían de ayudar al régimen democrático en España, Hitler y Mussolini apoyaron de forma masiva y decisiva la causa de Franco. La única potencia a la que pudo volver sus ojos el gobierno de Madrid fue la URSS, algo que, indefectiblemente, repercutió en la evolución interna de los acontecimientos en la zona republicana.


La desigual ayuda exterior recibida por ambos bandos fue uno de los factores que explican la victoria de los nacionales. El bando nacional recibió desde un primer momento una decidida ayuda de Hitler y Mussolini. Tras recibir apoyo aéreo para pasar el Ejército de África a la península, Mussolini envió setenta mil soldados italianos, munición y material de guerra; y Hitler mandó la  Legíon Cóndor que incrementó de manera decisiva la superioridad aérea de Franco. La colaboración de Portugal, aunque no fue decisiva en el terreno militar, permitió el libre paso de armas para el ejército de Franco por territorio luso. Por último, hay que señalar las tropas marroquíes integradas en el Ejército franquista y que a menudo fueron utilizadas como fuerzas de choque.


                                                               Tropas italianas en España


La única ayuda que recibió el bando republicano de las democracias fue las escasas armas enviadas desde Francia en los primeros momentos del conflicto. La ayuda francesa quedó inmediatamente cortada tras la firma del Pacto de No Intervención.

La ayuda soviética comenzó a llegar a tiempo para ayudar en la defensa de Madrid. Sin embargo, aunque fue importante fue más dispersa y de menor calidad que la que recibió Franco.

Las Brigadas Internacionales estuvieron constituidas por grupos de voluntarios, no todos comunistas pero reclutados por la Internacional Comunista en muchos países del mundo. Fueron unos cuarenta mil y tuvieron un papel importante en la defensa de Madrid y en las batallas del Jarama y Teruel.


Las presiones del Comité de No Intervención y el desinterés de Stalin, que pensaba ya en buscar algún tipo de acuerdo con Hitler, hicieron que Negrín aceptase su salida de España a fines de 1938. De nuevo, el Comité de No Intervención fracasó en su intento de que las tropas italianas que apoyaban a Franco abandonaran España.





jueves, 21 de junio de 2012

Interbellum: Adolf Hitler.


Este personaje Nació en una ciudad fronteriza de la Austria bávara, hijo de un agente de aduanas, Alois, que, en virtud de su ocupación, obligará a su familia a mudar varias veces de residencia, siempre en pequeñas localidades rurales. Su padre era hijo a su vez de la soltera María Anna Schikelgruber, tomando prestado el apellido Hitler de un pariente por considerarlo más honroso. El hecho de que su padre proviniera de una unión ilegítima entre su abuela y un desconocido perturbó siempre los pensamientos de Hitler, ante la posibilidad de tener ascendientes judíos.
Durante su infancia, se educa en pequeñas escuelas de pueblo, hasta que pasa a la escuela de Artes y Oficios de Linz. Su infancia distó mucho de ser feliz, siendo objeto de frecuentes palizas por parte de su padre, sólo en parte compensadas por el cariño que su madre, Klara Pölz, le profesaba. Esta era la tercera esposa de Alois, y tenía veintitrés años menos que él. La complicidad entre madre e hijo era a veces percibida por su padre bajo el prisma de los celos.

Persona inteligente, superaba las asignaturas escolares con facilidad, lo que le procuraba cierta tendencia al abandono y la pereza. Quizás por la mala relación con su padre, o por los frecuentes cambios de residencia y colegio, lo cierto es que el niño Hitler no lograba cuajar amistades, teniendo como resultado que se encerrase en sí mismo y en sus sueños como futuro pintor, su afición favorita. Los designios de su padre, por el contrario, iban por otros derroteros, pues deseaba para su hijo una carrera de funcionario. La controversia fue fuente de frecuentes disputas y discusiones, en las que el joven Hitler no cedía un ápice, al punto que, a modo de rebeldía, dejó de prestar atención a los estudios en la escuela católica de Linz y repitió curso. En 1903 muere su padre, lo que le otorga cierta libertad de movimientos y acción. Algo más tarde, una pulmonía le hace abandonar la escuela en principio hasta su restablecimiento, pero será definitiva. Se dedica entonces a su afición favorita, la pintura, durante dos años, con la ilusión de ser algún día un pintor reconocido. Su intento de ingresar en la Academia de Bellas Artes de Viena se ve abocado al fracaso, aunque, orgulloso y seguro de sus fuerzas, lo intentó un año más tarde. Nuevamente cosechó el mismo resultado. Decepcionado y triste por la muerte de su madre en 1907, se entregó a una vida abandonada y perezosa, en la que sólo las audiciones de Wagner parecían interesarle.
Requerido para cumplir el servicio militar, Hitler se escondió en Viena durante tres años para así eludirlo. El motivo de su actuación no era otro que su deseo de no formar parte de un ejército que consideraba débil y propio de un país en decadencia, alejado de pasadas glorias. Por el contrario, admiraba a la pujante Alemania y su carácter orgulloso, lo que le hizo trasladarse a Munich en 1913. Desde allí envió una carta en la que se excusaba de no hacer el servicio militar, alegando que no tenía medios para subsistir y vivía en la pobreza. En realidad, disfrutaba de una pensión de orfandad, al mismo tiempo que la venta de algunos dibujos le procuraban ingresos adicionales. Sin embargo, aunque no fueron admitidas del todo sus excusas, el tribunal que juzgaba su caso se avino a realizarle un examen médico para poder declararle no apto para el servicio militar, lo que realmente sucedió.

Un año más tarde, sorprendentemente, solicita su ingreso como voluntario en el ejército ante el advenimiento de la I Guerra Mundial. En los combates, destaca por su afán de lucha y arrojo. Inscrito en una unidad de choque, en apenas unas semanas sólo quedan vivos 600 de los 3.500 soldados que la formaban. Su habilidad en la lucha y su obediencia le hacen respetado por compañeros y mandos, quienes en ocasione le encomiendan misiones difíciles como el traslado de mensajes. En octubre de 1916 cae herido de cierta gravedad por un disparo que le atraviesa una pierna, aunque pronto se restablece y regresa al frente tras pasar el invierno convaleciente. Nuevamente en 1918, también en octubre, resulta herido, esta vez tras inhalar gases tóxicos. En su cartilla militar figura la inscripción "gaseado". Pierde temporalmente la visión y es ingresado en el Hospital de Passewalk, donde sufre varias operaciones y fuertes dolores.
Durante su convalecencia, puede apreciar que está asistiendo a un mundo en profunda transformación. La revolución ha triunfado en Rusia, instalando allí una doctrina política que personalmente detesta. El viejo y decadente Imperio Austro-húngaro ha desaparecido como consecuencia de la derrota en la Gran guerra, mientras que su admirada y orgullosa Alemania ha sufrido una humillante derrota.
Su análisis de la situación alemana le hace pensar que la derrota se debe a una conjunción de factores, entre los cuales el más destacable es la propia división interna, fruto del régimen de partidos, y la pérdida de los valores tradicionales que encumbraron a Prusia tan solo hacía algunas décadas. Además, el bolchevismo y los "no arios" amenazaban con extenderse por Alemania y el resto de Europa, subvirtiendo el orden "natural" y despreciando todo lo que Hitler valoraba. Por si fuera poco, el final de la guerra le dejaba en una situación de desamparo: en el ejército, en combate, era valorado y se sentía identificado con sus compañeros, con sus mandos y con una causa; fuera de él, se convertía en alguien sin rumbo, anodino.
Sin saber qué hacer, se queda en el cuartel de Munich esperando alguna misión, algo que hacer. Finalmente le llega su oportunidad, al serle ofrecido un trabajo como espía y propagandista del ejército. Su misión consistirá en introducirse en los círculos políticos y detectar cualquier posible brote de sublevación. Tras sorprender a los dirigentes del DAP, el Partido Obrero Alemán, el 19 de octubre comienza su carrera política.

Pronto destaca en reuniones y asambleas, diciendo lo que su público quiere oír: la culpa de la postración alemana es de los extranjeros; los comunistas invadirán el país; los partidos políticos desunen y restan fuerza a la nación... El clima social de la posguerra en Alemania roza la paranoia. No se entiende que su poderoso ejército haya podido perder la guerra. Se ven a sí mismo como incomprendidos, incluso envidiados por su "carácter superior". Las reparaciones de guerra impuestas en Versalles son, además, un lastre para la economía de la nación: el marco se devalúa hasta perder casi todo su valor; colas de hambrientos deambulan por las calles; la miseria puede palparse.
En estas condiciones, un pequeño partido como el DAP, ultraderechista, antijudío y radical, encuentra un caldo de cultivo propicio para su expansión. Y con él, un personaje como Hitler, capaz de encender a las masas con un discurso tan fácil como deseado. Pronto comienza a captar la atención de grupos diferentes, desencantados con la República y temerosos del comunismo: ultracatólicos, militares, nostálgicos. Se reúnen en secreto, con el objetivo común de devolver a Alemania su puesto como gran potencia europea.
Hitler se mueve como pez en el agua, pues los acontecimientos parecen predisponer la situación a su favor. Las reparaciones de guerra ahogan la economía alemana, cuyo gobierno no puede hacer frente a los pagos. En consecuencia, Francia -la odiada Francia-, invade las cuencas del Rhur y el Sarre, para garantizar el pago de la deuda. Inflación, paro y hambre alcanzan niveles impactantes. Por si fuera poco, la situación política es cualquier cosa menos estable. La débil república, presidida por un socialista, se ve amenazada por una revolución de signo izquierdista, la espartaquista, que a duras penas es controlada. El comunismo avanza entre los alemanes, que ven en él una tabla de salvación. Hitler despliega entonces una actividad frenética, escribiendo discursos y folletos, dando mítines, organizando grupos. Le protegen militares y rusos huidos de la Revolución, a pesar de lo cual sigue careciendo de medios económicos, dependiendo tan sólo de su paga de militar.
En 1920 intenta por primera vez tomar el poder. Prepara un golpe de estado junto con von Kapp, que termina fracaso por la indecisión de los generales en principio comprometidos. Condenado a cinco años de prisión en la fortaleza de Landsberg, dedica su tiempo a dictar a Rudolf Hess la primera parte de su libro Mein Kampf (Mi lucha), en la que plasma sus ideas y deseos. Obra autobiográfica, el resentimiento y el antisemitismo atraviesan sus páginas desde la primera hasta la última, exponiendo en ellas además su ideal de una Alemania uniforme, fuerte y temida.
También en 1920 forma la NSDAP (Partido Obrero Nacional-Sindicalista), cuya importancia para Alemania será fundamental a partir de entonces.
En diciembre de 1924 recobra la libertad. Escocido por el fracaso anterior, adopta por la vía democrática como herramienta de acceso al poder. El antisemitismo se convierte en una de las principales consignas del partido, siendo muy bien recibida por la opinión pública en general. Por toda Alemania se pueden oír sus discursos o leer sus folletos, desplegando una actividad propagandística incansable.
La crisis de 1929, que Alemania sufre especialmente, incrementa el número de seguidores de Hitler. Las empobrecidas clases medias, temerosas del influjo comunista, abrazan el nazismo como una tabla de salvación. En las elecciones de marzo de 1932 Hitler resulta derrotado por Hindenburg, pero sus trece millones de votos le facultan para ser nombrado canciller muy poco tiempo después. El demócratacristiano von Papen se apresta a colaborar con Hitler, pensando que podrá encauzar y moderar sus acciones. Craso error. Las primeras decisiones del nuevo canciller demuestran su voluntad de no someterse a pactos. Tras decretar la realización de un plebiscito en el Sarre sobre la ocupación francesa, consigue expulsar a los franceses. Incumple los acuerdos de Versalles, en especial impulsando la militarización de Alemania, al mismo tiempo que lanza el "Anchluss", la unión con Austria. La subida al poder de un personaje así asusta a los aliados europeos, incapaces de articular medidas que vayan más allá de la "política de apaciguamiento". Es entonces cuando la Sociedad de Naciones revela su ineficacia.

jueves, 14 de junio de 2012

Interbellum: Jósef Stalin.


Nacido en el seno de una pobre familia georgiana, su infancia la vivió en un ambiente de miseria, suciedad y analfabetismo, en medio de frecuentes palizas de su alcoholizado padre. Su madre, sirvienta, aportaba escasos recursos económicos con la esperanza de que el joven Iósiv pudiera ingresar en el seminario y ser sacerdote, una de las escasas salidas a la pobreza. Así sucedió cuando cumplió los catorce años, gracias a una beca, ingresando en el Seminario de Tbilisi, donde llevará una vida austera y dedicada al estudio. Sin embargo, poco antes de cumplir los veinte años será expulsado del seminario, pues ya constan sus actividades en el seno de un grupo socialista.
Previamente a la Revolución Rusa, en la que tomará parte de manera muy activa, recorre Rusia de manera clandestina organizando actos en contra del régimen del zar Nicolás II. Ello le obliga a moverse en la clandestinidad, ocultándose bajo distintas identidades, hasta que es apresado y deportado a Siberia. Tras huir de su destierro, se reincorpora a las filas revolucionarias, distribuyendo panfletos y organizando huelgas en contra del poder establecido.




Poco más tarde es elevado a la dirección del periódico del partido, Pravda, desde donde continúa con sus actividades de dirección de los bolcheviques, preparando la llegada de Lenin a Petrogrado. Reconocido entre las filas comunistas, en 1922 logra ser nombrado Secretario General del Partido, cargo que aprovecha para manejar los hilos del poder y colocar a seguidores suyos a lo largo de todo el territorio ruso y al frente de los diversos grupos que lo integran. De esta manera se asegura los apoyos suficientes para suceder a Lenin cuando éste abandone la política activa, lo que ocurrirá en 1924. Sus ansias de poder le llevan a ocultar la existencia de un documento redactado por el propio Lenin en el que solicita que Stalin, al que tiene por hombre ambicioso y sin escrúpulos, sea apartado del poder y no pueda postularse como su sucesor. Conseguido el poder, el siguiente paso de Stalin fue realizar una purga entre aquellos dirigentes que pudieran hacerle sombra o discutir sus decisiones. Su mayor víctima fue Trotski, dirigente histórico y creador del Ejército Rojo, a quien obligó a exiliarse en México y quien más tarde resultaría asesinado, por ser una pieza "incómoda" para el gobierno de Stalin.
Como máximo dirigente de la Unión Soviética, desarrolló la teoría del "socialismo en un solo país", identificando al comunismo con la URSS, y dictó el primer Plan Quinquenal, para impulsar la industrialización, con la finalidad de aumentar la productividad y convertir a Rusia, país eminentemente agrícola, en una potencia industrial y autosuficiente. Al mismo tiempo, impuso por la fuerza la colectivización del campo, desarrollando una política de terror entre los campesinos que incluyó deportaciones masivas, traslado de pueblos y ejecuciones. En respuesta, muchos campesinas quemaron sus cosechas para evitar la incautación del Estado, pero la política del gobierno acabó imponiéndose.


La industrialización a ultranza, provocada por el deseo de Stalin de sacar a Rusia de un atraso económico de varias décadas con respecto a las grandes potencias occidentales, y de paso demostrar la validez de las teorías comunistas, supuso la construcción en la década de los 30 de un sinnúmero de grandes fábricas, altos hornos y refinerías de petróleo. El objetivo era incrementar año tras año la producción, no sólo cumpliendo sino aun superando los Planes Quinquenales fijados desde el gobierno. La productividad se premiaba y fomentaba desde los cargos que dirigían las fábricas, dando lugar a un modo de producción denominado "stajanovismo", pues un obrero, Stajanov, consiguió en un solo día batir todos los records de producción. También el Estado vigilaba los índices de producción, llegando a encarcelar a los responsables de las fábricas si no se cumplían los objetivos previstos.
El resultado de todo ello fue una invasión permanente del Estado de todos los rincones de la sociedad rusa, creando un clima de vigilancia constante, en aras del triunfo de la Revolución y el incremento de la productividad. La situación se agravó aun más con el asesinato de Kirov, secretario general del partido, en 1943, que dio lugar a una de las mayores y más sangrientas purgas del siglo XX.

                                                Hambruna artificial ordenada por Stalin en Ucrania.  

                                                               Imagen de una purga .



Os dejo también un documental que habla sobre este personaje de la historia:



sábado, 2 de junio de 2012

Interbellum: Crack del 29.

El crack de la bolsa de Nueva York (Octubre de 1929) fue el origen de una recesión económica sin precedentes, la mayor que haya sufrido el sistema capitalista a lo largo de su historia. Además de su trascendencia estrictamente económica acarreó importantes repercusiones sociales, políticas, morales e ideológicas que pusieron en entredicho modelo liberal hasta entonces vigente.


LA CAÍDA DE LA BOLSA DE NUEVA YORK:
El jueves 24 de octubre de 1929 ("Black Thursday"), se produjo el crack de la Bolsa de Nueva York. Más de 16.000.000 de títulos que cotizaban a la baja no encuentran comprador y provocan la ruina de miles de inversores, muchos de los cuales habían comprado esos títulos con créditos que ya no podrán pagar. Muchas personas entran en pánico y corren para tratar de retirar el dinero de sus cuentas bancarias. Los bancos se ven desbordados por deudas incobrables, se paran los nuevos créditos y no se refinancian las deudas existentes. Quebraron unos 600 bancos.



INICIO DE LA GRAN DEPRESIÓN:
 El crack de la bolsa inauguró un periodo de contracción económica mundial que se extendió a lo largo de la década de los 30 y tuvo fuertes repercusiones en lo económico, lo social y lo político, que se conoce La Gran Depresión. En Estados Unidos se paralizó el consumo, aumentaron los stocks, se paralizaron las inversiones y muchas empresas tuvieron que cerrar. El desempleo llego a todas los estamentos sociales, la caída de los precios y de los mercados agrícolas arruinó a los agricultores que vendieron sus tierras y emigraron. Los obreros no conseguían encontrar ningún tipo de trabajo, y esto se extendió a los profesionales y empresarios arruinados. Se estima que llegó a haber 14 millones de desempleados. La crisis no se detuvo en suelo americano, debido a la dependencia que la economía europea tenía de Estados Unidos. Supuso un gran bache en la producción mundial y generó grandes tensiones en el mercado laboral, por lo que se convirtió en un buen caldo de cultivo para ultranacionalismos y autoritarismos fascistas.



SOLUCIONES: EL NEW DEAL:
En 1933 Roosevelt llega a la presidencia, y su principal objetivo será reconstruir la economía del país. Desarrolló un plan llamado "New Deal", basado en las ideas del economista John Keynes, que aunque estaba a favor del liberalismo proponía la intervención del Estado en determinadas situaciones. Dicho plan estaba orientado a favorecer las inversiones, el crédito y el consumo, lo que permitiría reducir el desempleo. Se ofrecieron ayudas a los bancos y subvenciones a los agricultores, aumentaron los salarios y se redujeron las horas de trabajo, se crearon plazas en la Administración. También se diseñaron planes de asistencia sanitaria y un nuevo sistema de jubilaciones y pensiones.


CONSECUENCIAS DE LA CRISIS:
Quizás la consecuencia más notable de la crisis del 29 fue el incremento del paro a nivel mundial. Los que consiguieron salvar su empleo lo hicieron con importantes recortes salariales. La bonanza económica se transformó en pobreza que se extendió por campo y ciudades. Aumentó la mortalidad y el crecimiento demográfico se detuvo. En Estados Unidos aparecieron villas marginales cercanas a las ciudades hechas de chapa y cartón que se denominaron “Hoovervilles” (por el presidente Hoover).

Aquí os dejo un documental sobre el tema: